viernes, 1 de junio de 2018


Disertaciones draconianas

Apreciaciones lúdicas sobre “La más draga”.
Temporada 1, capítulo 02, “La más Quinceañera”.

En esta aventura ensayística sobre el programa de “La más draga” es importante abonar al fenómeno drag desde la academia sin dejar de ser lúdico. El drag tiene cuerpo. Un cuerpo que podría ser residente en Sleepy Hollow. Ríos de tintas y peróxidos han corrido sobre el tema pero es un cuerpo sin cabeza (acéfalo) y hay que convertirlo en una Hidra (ser mitológico y policéfalo (de muchas cabezas) y aliento venenoso, que Hércules mató en uno de los doce trabajos que le encargó Euristeo, según el historiador Apolodoro). “Hidra” es un excelente nombre para una drag queen que se precie de ser superlativa. El drag con cuerpo precisa de una cabeza extensa para amueblarla con amplias ventanas de conocimiento, largos corredores abigarrados de referencias, colores chillantes y chiclaminosos de posibilidades y argumentos, puertas abatibles al diálogo y largas jornadas de café. Para tener una corona se necesita una cabeza (no solo en sentido literal, también metafórico).

            En el capítulo 01 ningunx de l@s dragas salió y eso significó que el público tuvo más tiempo para conocer el quehacer de cada una. Me iré deteniendo en algunas precisiones para enriquecer o exhibir la cultura drag, ya que estas disertaciones son una justificación que desde “La más draga” abren posibilidades enormes para entender el universo drag. El término drag no tiene su homónimo en español y su personalidad (antes vinculada al género) es ahora polisémica y rica en variantes, tan diversa como los entes que practican su forma de expresión; aunque todavía hay estudiosos que cejan en vincularlo obligatoriamente con el género. No sucede lo mismo con el término “cuir” o “queer” cuya traducción es ampliamente aceptada como “marica” (un término por el que me llegó una notificación de facebook al considerar el uso de la palabra como una práctica del “lenguaje que incita al odio”, y que algún ignorante, perverso, anónimo y mezquino humano reportó, provocando en mí las más apocadas frustraciones como ciudadano libre de La Nación Marica, que al final fui absuelto).

            El uso de la “x” y la “@”, según el “Diccionario panhispánico de dudas” de la RAE (2005, chéquese la fecha y por consiguiente la poca actualización de la Real Academia de la Lengua en comparación con el uso de algunas expresiones que necesitan ser tomadas en cuenta), y en el apartado 2. 2.2 Sobre el “Uso del masculino en referencia a seres de ambos sexos” (sic), en cuanto a la moda “de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo (…) Debe tenerse en cuanta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde un punto de vista normativo”.

            La RAE evidentemente no toma en cuenta que, a pesar de la forma no lingüística de la arroba y la equis como una postura no binaria; las exigencias heterosexistas aplicadas al lenguaje como una forma de dominación, subordinación y colonización son harina de otro costal. Si bien el género gramatical no es un signo sexuado y el “masculino” puede abarcar a ambos sexos, al no contar con uno neutro como en otros idiomas o lenguas, si define el género de la persona. Resulta sorpresivo y hasta incómodo para algunos que el drag se resista a cualquier forma de dominación y categoría abarcando muchas formas gramaticales y que puede ser usado como sustantivo, adjetivo, pronombre, verbo, etc.

En el quehacer dragonil generalmente el drag se enfrenta constantemente a preguntas que pueden ejemplificar o dar luz sobre el tema: “¿Cómo te digo, él o ella? Como quieras.” “¿Qué eres, él o ella?” Lo que quieras” “¿Eres hombre o mujer? Lo que sea, él o ella o ambos o nadie”. Porque el arte no tiene sexo. Caso contrario a algunas personas trans que exigen la denominación de género y no genérica. El drag es genérico y no binario.

            “La más draga”, en este capítulo, comienza con una clase de cómo caminar con tacones en pasarela y la actitud que deben tener los participantes en el escenario. Los tacones o tacos o plataformas son elementos o recursos que provocan las más exóticas fantasías pero un drag mexicano puede no usarlos y aún siendo drag, sobretodo los drags que hacen performance o cabaret. Sin embargo el uso de tacones y dominarlos es una “exigencia” en el universo drag. Los tacones son también un arma ideológica de doble filo desde las posturas heterosexistas y supremachistas que muchas feministas ven como una forma impositiva de la feminidad, y que la publicidad obliga socialmente a la cosificación de la mujer a través de la réplica y asimilación de los clichés en los cánones occidentales sobre belleza desde la industria de la moda.

Los tacones son parte del imaginario cultural. Bell Hooks señala: “Desafiar a la industria de la moda, definida por el sexismo, permitió que las mujeres por primera vez en nuestras vidas examináramos los aspectos patológicos de la obsesión por la apariencia que pone en riesgo nuestra vida.”(2017). Un riesgo que asumen las dragas con ferviente alegría. Los tacones tienen su aparición a finales del siglo XVII, creados para uso exclusivo de los hombres, y no solo como un recurso estético sino para ofrecerle una mayor distinción, porte y en consideración a su “altura” como género. Con la Revolución Industrial se generaliza su uso sin distinciones. Así que cuando algunos asocian los tacones como un recurso para “parecer mujer” o “cosas que usan las mujeres”, incluyendo el maquillaje, las pelucas y accesorios solo queda amablemente decirles: ¡Ya siéntese señora!

El tacón o plataforma (ésta última más usada por el drag) también convoca a la identidad y comulga con el concepto de lo hiperbólico. Tenemos como referencia “Tacones lejanos” (1991) de Almodóvar en la figura icónica de Femme Fatal (Miguel Bosé). Inolvidable la escena de Ludovic usando tacones en  la producción anglo-franco-belga “Mi vida en rosa” (1997) de Alain Berliner, y la madre diciéndole “Marica es un varón al que le gustan los varones, como a ti”. También la adaptación inglesa del libro “Kinky boots” de los escritores Geoff Deane y Tim Firt, en una película (2005) de Julian Jarrold, y la comedia musical en Broadway (2012) con letras de Cindy Lauper, en donde la protagonista, Lola, transforma el mundo de la moda (historia basada en hechos reales). La película comienza con una imagen poderosa de Lola (niña) bailando en tacones en un muelle hasta que su padre le dice “¡Vámonos niño estúpido!”. Estas dos últimas referencias tienen el tacón como protagonista y mecanismo discriminatorio pero al mismo tiempo contestatario.

En la película australiana “Priscilla Queen of the Desert” (1994), de Stephan Elliott, referencia obligada para todo drag, Felicia (Guy Pearce) es transportada por un tacón gigante, montado encima del camión, y que a través del desierto interpreta el aria “Sempre libera”, de La Traviata de Verdi. Un duro mensaje en donde el homosexual puede ser libre montado en los tacones fuera de miradas acusadoras. En el cuento de “La Cenicienta”, el tacón de cristal es la llave de la felicidad, versión de Charles Perrault escrito en 1697 titulado como “Cendrillon ou La petite pantoufile de verre” que podemos encontrar en su versión al español en “Cuentos de mamá Ganso” (2016); aunque la versión más popular es la de Los Hermanos Grimm de 1812, algo diluida y sin la carga simbólica original que procede de la tradición oral. No sé si unos tacones dan la felicidad ni si ofrecen la posibilidad de casarse con algún príncipe, pero algo es cierto: es muy difícil conseguir tacones y plataformas para drags ya que los números y estilos son creados, todavía, después de 300 años, para cenicientas.

Lo cierto es que en el juego de lo hiperbólico, los tacones y plataformas poseen el hechizo de encandilar las retinas ajenas y conjurar las envidiosas miradas de decenas de hermanastras dragas y un sinfín de mujeres; y mientras más altos sean los tacones o plataformas, mejor. Para un drag, más siempre es más (en cuanto a categorías estéticas), pero en las formas discursivas entre el significado y significante, menos siempre es más. Montarse en las plataformas y saber usarlas requiere de destreza y provoca en el drag una sensación, paradójicamente, de protección; como diría Dorothy en “The Wonderfull Wizard of Oz” (1939): “There is no place like home”. Excepto Lana y Bárbara en el programa que sufrieron en la pasarela con tacones.

El reto de este capitulo es “La más quinceañera”. En los camerinos se resuelven algunos asuntos personales y demasiado locales para que todo el público entienda. De estos vericuetos de camerinos solo me quedo con una frase: “Somos dragas wey, vivimos en la noche y todo ése pedo…”. Afortunadamente el drag en la actualidad no se resuelve solo en la noche ni en el bar, está dispuesto a enfrentarse y apropiarse de otros espacios: galerías, universidades, coloquios, teatro, cine, radio, televisión, museos, festivales culturales, docencia, creación de talleres y un largo etcétera.

Algunos ejemplos: Mikonica siendo objeto de discriminación en el Museo de Memoria y Tolerancia de la cdmx (2017), Las Hermanas Vampiro presentando el libro “Crepúsculo de Heterolandia. Mester de Jotería” de Antonio Marquet en la FIL de Guadalajara junto a David Razú (2010). Jorge Arriaga, Lore, protagonista de la película “Estrellas solitarias” de Fernando Urdapilleta (2015). La tesis de Benjamín J. M. Martínez Castañeda “Performatividad cuir. Alteridad, imagen y archivo”, para obtener el grado de Maestro en Artes Visuales por la UNAM (2016). O la tesis de Carlos Vergara (Dj. Kindra) para obtener el grado de licenciado en Ciencias de la Comunicación, UNAM, “Videodocumental: La reina de lo incierto, Drag Queen en México” (2018); entre otros. Dragas haciendo Dragma desde la draguedad y abonando a partir de la academia al universo dragonil.

Lorena Herrera presenta a los jueces de base, más los invitados: Los Jonas Vloguers. Después aparece “Letal”, a quien vemos por primera vez sin el secretismo que la rodeaba en el capítulo anterior. Si la intención de la producción es proponer un personaje drag en “Letal”, fallaron; si en cambio se trata de un transformista que asimila y replica los cánones asociados con lo femenino, acertaron. “Letal” presenta al atractivo masculino (Veneno), que se ajusta al cliché de la mayoría de los programas con este formato. La pareja de “Letal” y Veneno” son homóninas a otra pareja: el personaje travestido de “La Beba Galván” (Víctor Trujillo) y “Calentureitor”.

Tal vez sea pertinente ofrecer el significado de Inventada: Fem. Singular. Sust. Adj. Dícese de la persona que no siendo especialista en alguna profesión, oficio o tema aparenta serlo. Generalmente usada de forma coloquial en la jerga marica pero también puede aplicarse ampliamente para otros fines. Posee una fuerte carga de ironía y sarcasmo e incluso puede ser peyorativa dependiendo del contexto en que se use. Últimamente ha sido asimilada, replicada y auto-apropiada como forma de identidad restándole su valor semántico cuyo signo y significado es el mismo pero el significante cambia.

            “Letal” no es un antihéroe que provoca mediante su propio sistema de valores la empatía con el otro habitando las fronteras éticas y morales del bien y el mal, y que transita entre el villano y el héroe, según el significado de “villano”, “héroe” y “antihéroe” de Lisanca del Pilar (2015). La figura del villano televisivo suele ser más atractiva que la del protagonista y aunque navegue dentro de las contradicciones no deja de ser verosímil, es tan real que el público suele identificarse con él (pero no en este caso) cuando la carencia de conocimientos del universo cuir no establece una figura de autoridad. Hay que señalar que el hecho de que sea un concurso drag no significa que no tenga sustancia o sea una frivolidad jotera. No banalizar el tema o fenómeno cultural drag debe ser una prioridad.

            “La más quinceañera” es el reto a cumplir de este programa. Después del preámbulo que ofreció Johnny Carmona sobre el tema, los participantes desarrollarán el reto en donde habrán de solventar y resolver un montaje bastante peculiar. La primera en salir es Eva Blunt, seguida de Lana, después Cordelia Durango, luego Margaret y Ya, inmediatamente Deborah La Grande, posteriormente Bárbara Durango y a continuación Debra Men; más las consideraciones de los jueces quienes se muestran sorprendidos por la imagen de los participantes y muy poco en cuanto a las ejecuciones.
“Letal” hace evidente el hecho de que los vestidos son prestados “porque las espaldas están descubiertas”, un atino; pero no así su peluca que está mal puesta y le queda corta. El diablo está en los detalles, siempre. Un drag no puede darse el lujo de obviar algo porque será su perdición. Si un drag trabaja con la imagen ésta debe ser pulcra, detallada y solventada al 150%. No puede permitirse que la fascinación de la mirada del otro (público) se desvíe por algún detalle no resuelto; y aquí entra el término de “churpia”.

La palabra “churpia” es una de tantas palabras adoptadas por la comunidad elegebetera cuyo significado adquiere otro uso. Según la Inciclopedia (sic) se menciona “Churpia cuando ve pasar un carro del año” significando “resentida” o “envidiosa”. También se encuentra “Maldita zorra, mira como se me queda viendo como si fuera igual a ella de fácil (sic)”, “Churpia cuando ve a una churpia, o pasa frente a un espejo (sic)” ofreciendo la connotación peyorativa de “zorra” pero también advierte que solo una “churpia” reconoce a otra; o “Si mi hermana fuera así, la mataría sin dudarlo”, “Cualquiera ante una situación así”; en este último ejemplo el machismo se configura a través del término como forma de discriminación y violenta al género.

En la página de Diccionario Libre se señala que el término “churpia” “Es una palabra muy escuchada por los adolescentes y mas en la secundaria: persona muy puta, fácil, zorra, perra en pocas palabras PEKORA… (sic)”. Ni la RAE o el DRAE ofrecen luz sobre “churpia” ni Churpio. Sin embargo, para la comunidad elegebetera el significado cambia. Churpia: Fem. Adj. Sust. Verbo. Dícese de la persona que tiene una imagen mal lograda, sucia, sin estilo, con acabados deficientes. No confundir con “inventada” que es una persona con iniciativa y su significación está en lo que hace, mientras que en la “churpia” radica en cómo se ve. 

En los comentarios de los jueces, con respecto a la ejecución de los participantes, solo se señalan elementos estéticos (no categorías estéticas), banalizando el fenómeno entre zapatos, maquillaje y vestuario. Resulta muy interesante la opinión de “Letal” con respecto a Margaret y Ya, y hace 2 recomendaciones. 1. Hacer “otro tipo de maquillaje” (evitar las cejas tan marcadas) y 2. Que en ése tipo de zapatos “las medias van hasta los pies”. En zapatos abiertos, cualquier draga o travesti, sabe que no se usan medias o se recortan para coincidir con las líneas del empeine en los zapatos y dejar descubiertos los dedos. Claro, cualquiera con experiencia lo sabe.

Para un drag lo más complicado es crear una imagen que sea reconocida, no solo en el carácter del personaje sino visible, y el drag echa mano de una multiplicidad de recursos para lograr que el público identifique los detalles estéticos del drag, ya sean físicos y visibles o la personalidad: una pose, los colores que usa el personaje, cómo se desenvuelve, la actitud, el estilo, la época, etc. En la imagen de Margaret y Ya las cejas son el referente que ofrece identidad a su personaje al igual que en RuPaul las pelucas rubias, en La Supermana las botas de plataforma y la bolsita de mercado, en Drag Moon los pupilentes y el maquillaje predominantemente oscuro, lo contrario a Titania Monster que es una fantasía de color, Solo encuentro una razón por la que “Letal”, que no es drag, ofrezca un consejo tan absurdo y descabellado: Ignorancia.

Por otro lado, puedo elucubrar que los jueces no entiendan algunos conceptos de la “quinceañeras” y les sea más fácil dejarse llevar por la frivolidad frente a propuestas interesantes como la de Bárbara Durango debido a la falta de referencias. En este punto no importa lo que hagan los participantes si los jueces no entienden el concepto drag; y debido a esto, creo, que los artistas dejarán de crear, obligados por los jueces, para presentar conceptos que comulguen con las ideas del jurado en lugar de proponer. Alinearse contra crear. Hay muchas formas de abordar estéticamente el reto como jurados, pero la que obviamente más se acerca a las propuestas de los participantes es la estética de lo kitsch.

Norbert Elías señala sobre el tema: “Pero el concepto de kitsch no es otra cosa que una expresión para la tensión entre el rico y bien desarrollado gusto de los especialistas, y el subdesarrollado e inseguro de la sociedad de las masas”. (1998). El “buen gusto” se vulgariza y ahora está al alcance de todos. Las creaciones originales se convierten en réplicas y se mezclan diferentes estilos formando un pastiche armónico, singular y hasta opresivo para la vista, de baja calidad pero democrático. Parafraseando a Umberto Eco, el kitsch, está dirigido a los perezosos que pretenden participar de los “valores de lo bello” e incluso creen disfrutar de ellos mediante una imitación. (2009).

Cuando Bárbara Durango se ve en la necesidad de explicar cuál es el concepto de su “quinceañera” manifiesta al mismo tiempo, (inferidamente), que el jurado carece de las referencias suficientes para juzgar su creación onírica y que no sea frivolizada como una “hada” en palabras de “Letal” (que no da pie con bola). En las consideraciones finales Yari, jurado, es la más básica; Johnny, la más atinada; “Letal” de nuevo menoscaba la identidad de un drag (Cordelia Durango) desconociendo la importancia contestataria de las hipermasculinidades y performativas de las “BeardDrags” y manifestando la verticalidad de sus ideas en favor de la norma, y este punto me parece importante ya que el programa también es didáctico, educa a las futuras generaciones sobre una cultura artística satelital, pero debería hacerlo desde la horizontalidad de las ideas y no para replicar o asimilar en canon impuesto.

“Letal” al sugerir que una “bearddrag” debería quitarse la barba violenta la identidad del drag. Habría que preguntarle a Geiza Poke, Baby Lame, Jaxie, Gingzilla, Tyra May Sue, Cybil War, Lady Beard o Conchita Wurst qué opinan sobre el tema. Los Jonas Vloguers son un hit en las redes sociales como vlogueros pero no pasó nada con ellos en el programa. Lorena muy neutral y buena referí. Al final, después del reto de “lipsync” entre Cordelia y Lana, la eliminada del programa es Cordelia Durango. El programa, en dos programas, se perfila un poco por  la eliminación de lo contestatario y más drag.

Oswaldo Calderón.




Nota: el significado marica del término “inventada” y “churpia” son una aportación lúdica del autor.

Bibliografía

Diccionario libre. Churpia. Consulta sobre el término el 31 de mayo de 2018. Disponible en: http://dev.diccionariolibre.com/definicion/churpia

DRAE. (2005). Arroba. Consulta sobre el uso del término el 28 de junio de 2018. Disponible en: http://lema.rae.es/dpd/?key=%40

Eco, Umberto. (2009) Apocalípticos e integrados. México: Tusquets.

Elías, Norbert. (1998) La civilización de los padres y otros ensayos. México: Norma

Galindo Furió, Lisanca del Pilar. (2015). El atractivo del mal: la figura del villano en la ficción televisiva actual. Escuela Politécnica Superior de Gandia. Universidad Politécnica de Valencia. Pp. 6-7.
Inciclopedia. Churpia. Consulta sobre el término el 31 de mayo de 2018. Disponible en: http://inciclopedia.wikia.com/wiki/Churpia

Hooks, Bell. (2017). Belleza por dentro y por fuera. El feminismo es para todo el mundo. Madrid: Edición Traficantes de sueños. P. 53.

Perrault, Charles. (2016). Cuentos de mamá Ganso. Managua, Nicaragua: Editorial Amerrisque.

miércoles, 23 de mayo de 2018


Disertaciones draconianas

Apreciaciones lúdicas sobre “La más draga”.
Temporada 1, capítulo 01, “La más Diva”.

Tratando de abonar lúdicamente al quehacer dragonil de lo que acontece en las entretelas de las culturas periféricas y alternativas, y no como “subcultura”, en palabras literales de Lorena Herrera, y no habiendo otra necesidad en el lenguaje neobarroco que la alternancia y modificación semántica de los diferentes términos y jergas maricas en sus formas neológicas, como bien dice Nacha Guevara en la introducción de “El vals del minuto”, “espero que el tiempo y el oxígeno me lo permitan”, me atengo a comprometer una disertación drag sobre el programa de “La más draga” sin afán alguno de herir susceptibilidades o mentes frágiles.

Más allá de cualquier interpretación del programa, el drag es un fenómeno cultural que en los últimos tiempos se ha manifestado para ojos propios y extraños como en ninguna otra época y generación, y no está de “moda”. No es una moda debido a que su origen se encuentra a un siglo de su creación formal desde las primeras aportaciones lúdicas y contestatarias en la Alemania de los prolegómenos del siglo XIX, y que ahora es tan visible en todos lados de la cdmx; y que dentro de las aportaciones más evidentes sea la visibilidad, certeza que habita en cuatro o cinco concursos de dragas cada año, y cualquiera que sea el discurso o intención de los mismos, todos abonan y nutren una cultura singular desde el arte “sin querer queriendo” y pocos desde el ya obsoleto género binario y menos desde los estudios cuir, excepto en la hermenéutica de lo performativo.

De entrada debo señalar que los participantes y propuestas son interesantes pero no siempre los juicios del jurado que deberían nutrir, analizar, disentir o modular los discursos drag que se les presentan para no convertir el tema en una frivolidad. El drag como frivolidad solo toma cuerpo desde lo efímero en la noción temporal y espacial en que sucede, pero el discurso no lo es. Un drag es una contrariedad, una amable confusión de los sentidos y una sorpresiva forma de desconfigurar la norma para reconfigurarla con nuevos recursos estéticos.

No me pienso detener en quiénes deberían estar en el programa, no es un asunto de meritocracia, están las que están y punto. Y las que están, están muy bien. Tampoco lo haré tratando de analizar quiénes son dragas o no. Desde una estética meramente visual lo son, independientemente de su discurso (si es que lo hay); algunos más que otros en el juego de las hipermasculinidades y el resto con la tradición clásica de la construcción del personaje asociado a las feminidades y/o lo femenino. Queda también entendido que un “dragvesti” no es un término medio entre un drag y un travesti, sino la hiperbolización del último. Término que se emplea según los intereses del "artista"para solventar deficiencias estéticas, recursos intelectuales y económicos o simplemente ignorancia.

Evidentemente en todos los concursos se juega con el superlativo de “las más draga”, “la más perra”, “la más mexicana”, “miss mundo”, “mis universo”, etc., y sabemos que ninguna es la más perra, draga, mexicana, guapa o etc., de todo el universo ni del país o una región pero sí del programa o concurso en el que se participa; y no saberlo es pecar de inocencia.

Estamos frente a un programa que no tiene los recursos económicos de RuPaul´s Drag Race ni The Switch o La Gala Drag Queen de Las Palmas de Gran Canaria para ofrecer una calidad en producción fastuosamente técnica en iluminación o escenografía, y no por eso es menos digna. Hay que suscribir los hechos desde el contexto en que se desarrollan. El estilo mexicano está presente y es notorio pero el marica casi ha desaparecido, no se encuentra en los motivos escenográficos lo cuir; lo menciono porque estamos acostumbrados a los referentes y clichés maricas establecidos y, sin embargo, es original. Por otro lado, siguiendo con los recursos técnicos, hay una ausencia de dirección de cámaras que podría volver el programa más dinámico.

Lo primero con lo que el espectador se enfrenta es a la conducción de Lorena Herrera, que ya ha sido varias veces reina de las Gay Pride, y algunos podrían preguntarse por qué ella habiendo personajes gays que podrían estar en el mismo lugar… ¡Ah sí! ¿Quiénes? Volvemos a la meritocracia, y en este asunto es fácil caer en un pozo sin salida. La homonormatividad protagónica exclusiva en las comunidades elegebeteras no es bienvenida. El arte no depende de la sexualidad, identidad de género ni sexo del artista sino de la creatividad y técnica. El arte sin técnica no es arte.

Ahondando un poco en la “subcultura” que menciona Lorena Herrera y que ha estado “escondida”, es menester señalar que el drag es parte del subterráneo, pertenece a lo alternativo y cuando se convierte en “masscult” pierde su valor no solo artístico sino también simbólico según la teoría de Dwight MacDonald, y que suscribo; peor aún es cuando habita las fronteras de la “midcult”, espacio ilusorio de esnobistas y oportunistas no cultivados que consumen el arte o fenómenos culturales por mera pretensión. De tal forma que es conveniente que el drag siga siendo parte de lo “escondido”.

Por otro lado en el discurso inicial de Lorena y en relación con los superlativos me llama la atención la frase “que se necesita ser la más feminosa”, curioso término que habla de “muchosidad”; y es necesario comenzar a romper los paradigmas de la asociación del drag con lo femenino, y tendríamos que hacernos obligatoriamente una pregunta: ¿Qué es lo femenino y la feminidad, lo masculino y la masculinidad?

La masculinidad y la feminidad se entienden como una desigualdad que establece la superioridad del hombre y la subordinación de la mujer. Dicha distinción entre los géneros promueven relaciones de poder cultural y socialmente que resultan en diferencias económicas y políticas evidentes. Citando a Lamas, se concibe por género a la “construcción simbólica e imaginaria que soporta los atributos asignados a las personas a partir de la interpretación cultural de su sexo”; es decir, que provoca distinciones o diferencias en todos los ámbitos del quehacer social, sexual, biológico, jurídico, etc., y se establece como una imposición heteronormada.

El drag queen se conforma como un ente contestatario al fracturar el canon o la norma de dichas imposiciones jugando con los roles de género, desestructurando lo que se espera de sí mismo y reestructurándolo en novedosas formas no binarias. Las masculinidades y feminidades son alteradas y provocadas conscientemente por el artista drag creando personajes hiperbólicos y grotescos que forman parte de un universo fantástico y onírico, efímero y discursivo.

En la presentación de los participantes se muestran cuáles son las “inspiraciones” de sus drags, algunos de ellos como personajes (Deborah la Grande, Margaret y Ya, y Cordelia Durango), otros como “alter ego” (Debra Men, Eva Blunt, Bárbara Durango y Lana), y ninguno homónimo. En la creación del drag queen encuentro estas grandes categorías para su estudio y mejor comprensión del fenómeno:

1.      Drag personaje: el drag es una creación independiente a su creador con características estéticas, personalidad y carácter propios. Un personaje con una historia que crece y se modifica a través de su contexto, nociones académicas y se manifiesta en el quehacer histriónico. Posee un lenguaje definido y puede o no estar de acuerdo con su creador. La diferencia entre el creador y el personaje es evidente.

2.      Drag alter ego: el drag es una creación dependiente a su creador, es una extensión del mismo en donde las aspiraciones juegan un lugar predominante. Este tipo de drag es una idealización de las pretensiones del creador. Posee una personalidad ambigua que discurre entre el carácter del creador y el personaje. Es una proyección lúdica del creador.

3.      Drag homónimo: el drag es una creación codependiente a su creador y la única diferencia es visual. Es una creación intradiegética y expuesta (siempre en primera persona).  

La elección del nombre drag es el resultado de la comunión con la “musa” o referencia que ofrece identidad al personaje, y afortunadamente la mayoría de las dragas con de las generaciones anteriores a ésta rehúsan al malinchismo como significación del logocentrismo sin radicalizarse entre el chovinismo o el nacionalismo; el resultado es original y certero. Es revelador este punto ya que las nuevas generaciones de dragas optan por un nombre compuesto o yuxtapuesto de origen anglosajón que evidencia su formación (a veces deficiente) desde una visión gringa, idealista y poco original. La originalidad en un drag lo es todo. La réplica es sinónimo de carencias en la gestión de los recursos creativos.

En cuanto al logocentrismo, y uso el término desde la postura del principio de identidad propuesto por Derrida en la separación conceptual de “Différence” y “Différance”, en donde existen claras diferencias: la primera alude a la metáfora y existe una intención deliberada, mientras que la segunda rechaza el culto a la identidad; hay que señalar que en ocasiones existe una dicotomía entre la pretensión del artista y lo que el público ve; es decir, entre el significado y el significante.

El nombre también lo es todo. Debe ser revelador, corto y evidente. Tan solo con el nombre de un drag el referente debe conocer cuáles son las características visuales del personaje, su personalidad, en ocasiones su postura política, las estéticas y recursos intelectuales de las que ha echado mano en la construcción del mismo y hasta los elementos simbólicos que posee. El nombre se nutre del cliché, el arquetipo o el estereotipo; es decir, debe jugar, para que tenga peso, con el inconsciente colectivo, el lugar común o la referencia inmediata.

Hasta donde logro vislumbrar la intervención de Johnny Carmona presenta un conflicto de intereses al ser “coach” y jurado, ya que no permite la objetividad o neutralidad que se espera. Es complejo ser parte y juez. En este punto el primer tema que se propone, “Divas del cine de oro mexicano”, y necesita vastas referencias nacionales para poder deconstruir un personaje y reconstruirlo sin perder la esencia del drag. Un drag no interpreta, reinterpreta. Un drag no es un imitador o cosplayer, debe tener cuidado con el uso de prostéticos y tampoco es una parodia. Para lo neófitos del drag e incluso para los que ya poseen conocimientos del tema en ocasiones resulta confuso establecer diferencias entre las muchas expresiones artísticas. Muchos drags experimentan con éstas expresiones sacrificando su personaje, olvidando su naturaleza y creando otros personajes que no son drag pero que a los ojos del incauto pueden ser tomadas por válidas.

Resulta gratamente sorprendente la convivencia en camerinos. El camerino es parte fundamental del secreto y magia de un drag, y cualquier ser nocturno que se dedica a las malas artes noctívagas, es una parte vedada que provoca curiosidad y morbo en todos aquéllos que solo pueden imaginar lo que sucede en su interior. Lamentablemente los programas de dragas extranjeros ofrecen una versión del quehacer en los camerinos muy sensacionalista, amarillista, violenta, producida y poco real que solo desvirtúa el acontecer del camarín en favor del “rating”. El camerino, para cualquier artista, es un templo en donde se sucede la transformación, preparación y las energías contenidas para poder liberarlas en los escenarios, no es un campo de batalla sin cuartel como otros programas lo presentan. El camerino es “el escenario fuera del escenario”, un espacio físico destinado a la introspección y la exposición de las almas, la antesala del artista.

El camerino es “Una habitación propia” como la novela de Virginia Woolf, un reclamo privado para la intimidad en donde las ideas convergen y la independencia es fundamental. Aún en los camerinos comunitarios se encuentra siempre una burbuja de intimidad, una frontera que se infiere como individual. Los espejos reflejan la construcción del otro yo expuesto, el “reflejo antagónico” de Borges, la ilusión de que todo hombre es necesariamente otro hombre. El actor o artista frente a un espejo se descubre como “otro”, y el personaje cobra vida. Un drag comienza a ser drag bajo el duro juicio de un espejo y no antes, justo cuando se pone o quita algo que lo desnuda como el mismo, y deja de ser drag en cuanto algún elemento ya no lo complementa. Un drag es efímero. El drag no es un estilo de vida, es un personaje que vive y muere en cada ocasión. Un drag es un fénix.

De tal forma que cuando un drag se quita la peluca o desnuda en un escenario no existe ninguna justificación para hacerlo, sería como quitarse un brazo o una pierna, a menos que sea un acto de performance o cabaret o un montaje en donde el elemento simbólico sea parte fundamental del acto. Este asunto en el que el artista es desmembrado de la parafernalia es bastante discutido y requiere de muchos elementos escénicos y extra-escénicos para que ofrezca el resultado que se desea, si es que la finalidad esta acompañada del drama o la tragedia y que mal logrado resulta en comedia (incidental).

Continuando con el programa, la presentación del jurado es reveladora. Primeramente se menciona a Yari Mejía, después le sigue Johnny Carmona y le pregunta Lorena Herrera “¿qué se siente ser icono gay?”, y él inteligentemente evade la pregunta. Anteriormente en un post que hice en facebook señalé: “dejen de llamarse icónicas entre ustedes porque en dos años no sabrán qué pasó”, el comentario tiene que ver con una serie de exposiciones entre dragas en las redes sociales en donde el uso de la palabra “icónica” se ha vuelto tan coloquial que asusta y merece una pequeña reflexión.

El universo drag suele ser también un conjunto de realidades atemporales y los montajes, en su mayoría, pertenecen a un presente inmediato cuya alma residual habita en el copretérito, de tal forma que, cualquier show que haya sido calificado como icónico, inmediatamente deja de serlo rompiendo con las características de la iconicidad. Creo que existen palabras en el argot coloquial, sobretodo en el universo drag, que se ocupan sin saber su significado y por consiguiente su empleo, y entre ésas malévolas palabrejas, pero que suenan tan rimbombantes, se encuentran “icono”, “iconicidad”, “icónico” e “iconoclasta”; y todas ellas navegan bajo la tormenta amenazante de otra palabra que solo de oírla uno prefiere enfrentarse a la Gorgona que a sus complejidades: la semiótica. Así que si es no usted un hereje convencido, por el bien de su autoestima, hay que dejar de usarlas.

Después de Johnny como jurado sigue Susana Zabaleta quien menciona que su primer acercamiento al drag fue viendo a RuPaul. RuPaul es un referente obligado de la cultura drag pero no el único, sí el más comercial pero no substancial en los últimos tiempos; en sus primeras épocas encantaba la propuesta de un personaje que rompía con los estándares y categorías de la imposición de los cánones de la belleza occidental al proponer una escisión entre la “negritud” y la “blonditud” confrontando el estigma del ideal de una súper modelo. Este discurso quedó en el olvido dando paso a la masificación del drag diluyendo su valor simbólico por la capitalización del fenómeno.

En las últimas temporadas de RuPaul´s Drag Race, RuPaul ha manifestado, abiertamente, que el drag debe ser exclusivamente para hombres (excluyendo a las personas trans, hombres heterosexuales y mujeres) obligando al drag a una postura binaria, a la orientación e identidad sexual y no como una expresión artística. Después el famoso drag tuvo que reconsiderar su postura, aunque muchos señalan que solo lo hizo en favor del programa y los estipendios onerosos que resultan de la exposición mediática. Encontramos una máxima de uso coloquial en la población marica: La discriminación habita al interior de la comunidad.

Hoy me parece pertinente echar mano al pasado del drag mexicano en las figuras de Las Hermanas Vampiro que ya en sus inicios (hace 25 años), en La Victoria (bar de la cdmx), entre los artistas que conformaban la compañía drag se encontraban hombres homosexuales y heterosexuales, una mujer y transexuales. Lo menciono para sembrar un precedente de que el drag mexicano se debe más a su quehacer como arte y no como género.

Para nuestra mala fortuna muchas de las nuevas dragas toman como modelo a seguir el drag gringo, que en su mayoría es frívolo y genérico, en lugar de otras referencias con mayores elementos culturales y contenido. Rupoleras se les llama. Muchas de las rupoleras, incluyendo a las gringas del concurso RuPaul´s Drag Race no son dragas sino travestis y dragvestis, la mayoría; y en sus presentaciones fuera de gringolandia, sin todos los recursos que les ofrece un programa muy producido, resultan poco atractivas, aburridas y parecidas más al “fast food” que al arte. Me gusta comparar a las dragas gringas con la producción de Jean-Michel Basquiat, que a pesar de lo “sorpresivo” de sus obras al comprender las expresiones artísticas de los años 70, carecen de un propósito estético. Las dragas de cada país son el resultado del crisol de sus culturas. El drag debe tener un propósito, incluso el más frívolo.

Lorena Herrera menciona cuáles serán los parámetros a calificar: Ejecución, presentación y creatividad. Todo juicio es subjetivo y dependerá, en este caso con respecto al concurso, de las referencias del universo drag y cuir, el contexto, las profesiones de los jurados, la capacidad para resolver e identificar las diferentes categorías estéticas y otros menesteres satelitales que podrían inferir en el aspecto creativo de los personajes. No hay que olvidar que en todos los concursos, aparte de los elementos técnicos, se trafica con sueños e ilusiones. Y que en la manera de abordar el drag, al mismo tiempo, se estará educando a una población sobre las identidades periféricas. Una enorme responsabilidad.

El programa presenta un nuevo personaje descrito como “la odiosa y mortífera Letal”. Remontando un poco en el texto y con respecto al logocentrismo y lo icónico, resulta singular que un personaje que no se sabe quién es, se llame “Letal”, cuando Letal de “Tacones lejanos”, película de Almodóvar, sí es un personaje icónico y no existe ninguna justificación para una réplica, por el contrario, resulta absurdo. Es menester repetir que cualquier señalamiento en esta disertación bajo ninguna circunstancia es personal (para evitar salseos, peleas de pulseras, bufes innecesarios, catadoras de precios y demás chuladas boxísticas).

La ejecución del tema “la más Diva” de la noche comienza con Debra Men en Pedro Infante, Bárbara Durango en Ninón Sevilla, Deborah La Grande en Tongolele, Margaret y Ya en Ninón Sevilla, Cordelia Durango en Sara García, Lana en Elsa Aguirre y María Félix y Eva Blunt en Tongolele. Se infiere que los vestuarios y no “trajes” son una producción  de cada participante (y que la falta de acentos en las palabras mayúsculas en los cintillos de cada presentación es un error de parte de la producción que hay que corregir). También sorprende la duplicidad de los personajes del cine de oro mexicano elegidos por algunos participantes y solo puedo elucubrar que tal elección se debe a la falta de referencias, como bien lo habían mencionado algunos de ellos. Sin las referencias correctas es complejo aterrizar los personajes teniendo como única solución el cliché.

Ahora más que nunca traigo a colación los consejos de Artús Chávez cuando señala que un drag debe leer mucho, consumir una cantidad ingente de cine, documentales y música, y estar enterado en todo momento del acontecer actual. Estos consejos pueden resultar un tanto chocantes, pero es necesario puntualizar que el drag trabaja con el arte y herramientas intelectuales para crear, y mientras las referencias sean vastas mejor estará nutrido el personaje.

En cuanto a los comentarios de los jueces Susana Zabaleta es muy coherente al igual que Johnny (en esta primera presentación), de Yari Mejía no logro entender su postura sobre lo “bonito” en caso de ser pragmática, y desde la estética de lo bello y la belleza, el gusto siempre es subjetivo ya que carece de un juicio lógico o de conocimiento, según Kant respecto al juicio del gusto estético, esta subjetividad refiere una carga emotiva y sentimental, un valor agregado estimado o desestimado desde la intencionalidad en la creación del personaje drag, y que para tener validez, el referente (juez), debe ser reflexivo y no atender solo a los sentidos, Kant afirma: “sería ridículo que alguien, que preciase un tanto de gusto, pensara justificarlo con estas palabras: ‘ese objeto [...] es bello para mí’.
Por último se le concede la palabra a “Letal” (no dejaré de entrecomillarla), y quien pontifica una frase: “Una verdadera diva no necesita un escenario para serlo, ella se sube a sus tacones y ése es su escenario”. No estamos frente a una construcción paremiológica brillante. Un drag es un ente exhibicionista que necesita obligatoriamente de un mirón o voyerista para cobrar vida. No hay dragas de clóset. El drag no es introspectivo como el travesti (que llaman “clínico”), sino extrovertido que encuentra placer en la mirada del otro, en la contemplación ajena, la lisonja. Un drag es un nicho que exige reverencia, prontitud y lealtad. Curiosamente en otras latitudes los drags poseen elementos que sin ellos no tienen razón de ser, como los tacones o plataformas (en asociación con lo femenino). Para el drag mexicano, que es un ente diverso, estos elementos pueden no estar presentes y aún así no dejar de ser una quimera. Un drag es un escenario itinerante en sí mismo, y los elementos o recursos escénicos también suelen ser drama; es decir, movimiento.

Para las consideraciones finales y reflexiones de los jueces en relación con las puntuaciones ¿cómo abordar los juicios tratando de ser objetivo? Sólo en el contexto del programa y los especialistas que califican el desempeño del drag. En general atinados todos dentro de los parámetros singulares que un concurso se merece. Pero en ocasiones se les olvida que la singularidad es el drag y se mide dentro de otras estéticas visuales, dramáticas y discursivas. Habría que tomar en cuenta que los participantes tienen una intencionalidad y sus personajes reinterpretan otros personajes (del cine de oro mexicano); es decir, obligan a sus dragas a deconstruir (la mayoría de ellos) un icono en sus partes más vitales y visibles (signo) para referenciarlas en otro personaje con base en el cliché sin traicionar su esencia (performativa); y éste motivo no es tomado en cuenta como factor fundamental del discurso contestatario o postura política.

¿Cuál es la postura de los jueces? Algunos todavía obedecen a las prácticas heteronormadas y asimiladas cultural y socialmente que manifiestan en sus juicios en relación a ver el drag como una réplica de dichas prácticas en lo asociación con lo femenino, y no exigen (dado que no está en su quehacer contestatario), una expresión más “queer” o que no se ajusta a los parámetros establecidos occidentalmente como belleza, corrección, norma, etc., dejando de lado el motivo principal del drag: fracturar el sistema heterosexista. El drag debe verse ahora como un ente emancipador (adaptando las teorías de Preciado con respecto al feminismo y el movimiento homosexual) pero ya divorciado del binarismo.

Me sorprenden los montajes de los participantes al querer romper con las estructuras heteronormadas y lo jueces en insistir lo contrario. Voy a aventurar una suposición: tal vez tales juicios son el resultado del precario conocimiento de algunos de ellos sobre el universo drag, que está en constante transformación y resignificación, y que aún los estudiosos del tema tampoco vemos con la luminosidad que quisiéramos. En este asunto, y a pesar de que el drag es un fenómeno ampliamente difundido, también es poco estudiado. Y muchos de los estudios sobre el drag, que son pocos, son obsoletos.

Después de los resultados, emitidos por los jueces, Lana y Eva son salvadas. La opción del jurado es permitir que los personajes que podrían ser asimilados y asociados con el concepto de la feminidad deban continuar. Las puntuaciones más altas se las llevan Margaret y Ya, y Cordelia Durango, permitiendo que la categoría de lo grotesco como estética ofrezca una visión del drag menos heteronormado. En “La estética del disloqué” de Juan José Arreola (1952) lo grotesco se manifiesta a través del movimiento de los cuerpos y “atavíos en situaciones patéticas pero divertidas” y que es al mismo tiempo, en palabras de Alfonso Reyes, como “la más genuina y típica manifestación nacional”.

Así encontramos una Sara García barbuda macha (Cordelia Durango) y epítome de la masculinidad idealizada por algunos sectores sociales que la asocian con lo lésbico; y por otro lado una Ninón Sevilla (Margaret y Ya), impoluta e inmaculada vestida enteramente de blanco, de carnes sobradas, y contraria a la figura estilizada y asociada al cliché de la rumbera con tintes de mala fama y un tanto disoluta. Ambos personajes redondos y bien estructurados en cuanto a lo contestatario. Un atino por parte de los jueces. La ganadora del tema es Cordelia Durango. En palabras de Susana Zabaleta la decisión se debe al impacto de un personaje tan fuerte. Si un drag no impacta bien podría dedicarse a otra cosa.

De las tres finalistas es salvada Bárbara Durango (Ninón Sevilla), quizás la única que optó por una imitación y no por la construcción de un personaje drag. Los jueces no ofrecieron ninguna explicación sobre su decisión así que es difícil saber cuáles fueron los parámetros estéticos o recursos dramáticos en que basaron su juicio. Por último quedaron para un "mano a mano" Deborah La Grande (Tongolele) y Debra Men (Pedro Infante). Ambos empataron y se tomó la decisión de que siendo el primer programa no hay eliminados.

Supongo que debió ser duro para Deborah La Grande estar dentro de las que, a juicio de los jurados, no tuvo un buen desempeño, tratándose de alguien que se dedica profesionalmente a las malas artes de la noche y con una carrera exitosa que ha encandilado el ojo de propios y extraños con montajes verdaderamente sorprendentes y con muy buena calidad. Por otro lado Debra men presentó un personaje icónico nacional, completamente contestatario y discursivo que ofrece la desestructuración del hombre-macho a su expresión marica; desestabilizando el canon y la norma. Un personaje que no debió quedar en los últimos lugares.

“La más draga” promete ser un crisol de identidades periféricas estableciendo el drag mexicano como un ente creativo y discursivo singular, con una identidad nacional y cultural rica en expresiones artísticas. También es un parámetro para los que estudiamos el tema en tratar de profetizar hacia a dónde va el fenómeno y cuáles son las regiones heteronormadas que desestabiliza. El drag, a mí parecer, tiene todos los elementos para ser un apéndice del género dramático y divorciarse, con sus cláusulas prudentes, de las estructuras binarias.

Oswaldo Calderón

lunes, 26 de septiembre de 2016

Fe

“La fe puede ser sucintamente definida
como una creencia ilógica en que
lo improbable sucederá.”
Henry Louis Mencken

Siempre creí que Dios no existía o que se había olvidado de mí. Yo hacía las cosas como los sacerdotes, sin fe. A él le pedía con todas mis fuerzas que te pasará algo terrible, tan terrible que sufrieras tanto o más como yo he sufrido. Que te arrancara el corazón como a un perro. Que te cayera un rayo y te partiera en dos. Que perdieras la razón como yo estuve a punto de perderla. Y mírate ahora. Tan tieso y sonriente luces en tu ataúd de madera. Y yo me alegro. Me alegro tanto que estoy a punto de gritar y salir corriendo a la calle como una loca pero me contengo. Mañana entraré por la puerta de la casa y abriré las ventanas para que se vaya el olor a tristeza con el que me bañaba todos los días. Que se aleje el sabor a miedo con el que me alimentaba. Que huya para siempre tu presencia y el dolor. Mañana comenzaré a vivir mientras tú te pudres en la tierra que maldita estará de cobijar a una bestia que merece solo el infierno. ¡Y maldigo cada instante a tu lado!

            Disculpe, no lo escuché, estaba sumida en mis pensamientos. ¿De qué sonríe? Usted no lo conocía como yo, solo le diré que era un hombre que siempre sonreía. Tengo que guardar la compostura y fingir que debo parecer apesadumbrada, poner cara lánguida y llorar de vez en cuando. Que todos me miren y sientan compasión. Todavía escucho tus carcajadas rebotar en las paredes como tus puños sobre mí, y al final sonreías. Sonreías como quien gana una batalla o recibe un premio, y tiemblo, y mi cuerpo se convulsiona de solo recordarlo, me angustia creer que todo podría ser un sueño. Que abrirás tus ojos inyectados de furia y me verán, secuestrando la poca dignidad que me quedó. Que podrías ponerte de pie y gritar al cielo que soy solo tuya, como un animal a su dueño. Pero sé que el cielo es mío ahora, y todas las estrellas también. Porque Dios me ha escuchado y tomado venganza en mi nombre. Y mañana seré yo la que no deje de sonreír, tomaré el sol para quitarme éste color verdoso en la piel que me ha dejado el encierro, que vuelva a tomar color mi piel de iguana y sanen todas las cicatrices. Cerraré los ojos y respiraré eso que tanto me negaste: Libertad.

            Todavía recuerdo aquel día en que sonó el teléfono. Brinqué del susto. Por la tarde llegaste tan pálido como la lápida que he comprado en prueba de que alguna vez viviste mientras yo moría lentamente. Y ahí estabas en la cama. Sin poder moverte. Con los ojos turbios mirando para todos lados, apuñalando el viento al que no podías hacerle daño. En ése momento comencé a sentirme un poco feliz, porqué debes saber qué para alguien que jamás ha sido feliz es doloroso reconocer un sentimiento tan pleno. Dios, aquél al que tantas veces eché la culpa de mi destino, había escuchado mis lamentos. No creo en los accidentes. No fue una casualidad la bala que atravesó tu columna. Fue el dedo de Dios quien disparó en tan afortunado asalto. Fue Dios quien puso la bala cargada de odio y justicia. Fue mi fe.

            Nunca creí que pudiera sacar fuerzas para verte todos los días como un objeto, el objeto de mi desprecio y sentirme agradecida, y no sentir culpa. De verte entre la mierda y los orines, y casi siempre con hambre. No soy yo la que te dejó morir, fue la voluntad divina, yo solo fui una intermediaria. Poco a poco te marchitaste bajo la sombra de una habitación siempre en penumbras, helada y húmeda. Me mirabas suplicante como las ancianas cuando se postran frente al altar, y a veces llorabas. Entonces tenía que alejarme de ti porque eras un demonio buscando un alma frágil para confundirla. Tu mirada me hería, me atravesaba y calaba hasta los huesos, sentía desprender la carne de mi cuerpo. No tienes idea a qué sabe la venganza. Es como un sopor que sube por la espalda, como una descarga eléctrica. Una sensación de placer y poder que dura muchos días como el sabor dulce que aún tengo en la boca parecido a un perfume de nardos.

            Ahora me miran todos. Te miran cuando pasan a despedirse y voltean a verme confundidos. Nadie entiende y murmuran. Se meten sus silencios y palabras de áspid por mis oídos y yo solo finjo llorar. Siento sus ojos clavados en mí. Es mi último regalo por la vida tan desdichada que me diste. ¿Cómo? ¿No lo sabía? Fue su último deseo. Y yo debo cumplirlo, es mi deber. En la intimidad le gustaba vestirse de mujer y así será enterrado.

Perlas a los cerdos

No echar perlas a los cerdos es una figura retórica cuyo significado es muy simple: no dar el evangelio a aquellos que lo rechazan, lo manipulan a conveniencia. Dice Pedro que aun la puerca recién limpia siempre vuelve a ensuciarse. Así comenzó la mañana del sábado 24 de 2016, algo lluviosa y fría. En el metro Auditorio bajaron los cerdos con sus ropas limpias de inmaculado color blanco, pronto habrían de volver a la suciedad, ellos se hacían llamar Frente NAZIonal por la Familia; los otros con banderas arcoíris bajaron en Metro Insurgentes rumbo a la Zona Rosa, un espacio icónico dedicado a la tolerancia y las malas artes.

Según la paremióloga Kamila Tutáeva, investigadora de la Universidad de Kazán, Rusia, describe al puerco como una persona que hace el mal, que es grosera. De un lado habían los miles de porcinos y otras bestias que danzaban frenéticamente entre rituales de sahumerios  con olor a incienso, elevaban las manos al dios violento del Antiguo Testamento, casi transfigurado. La victoria alada en la figura del Ángel de la Independencia les daba la espalda, ofrecía los laureles a otro grupo que movía las caderas al ritmo de joteras canciones, todas eran reinas, princesas y princesos, ellos cuajados de guirnaldas y flores, flores que recordaban  un tiempo pasado y hippie; y en medio de ambos bandos la policía capitalina. Miles de policías y granaderos cuya única tarea no era otra que proteger a las maricas del odio de aquellos sambenitos y familias vestidas de Ku Klux Klan y puritanismo recalcitrante. Según los evangélicos fueron más de 400 mil almas puras y santas, pero sabemos que lo suyo es lo hiperbólico. Según las cifras oficiales no fueron más de 20 mil, aunque sabemos que lo oficial es subestimar. Lo cierto es que a ojo de buen drón, no hubieron muchos, ni de un bando ni del otro, menos del otro, muchos menos.

El cerdo es también una metáfora fraseológica del tipo zoonímico, asociada con la voracidad, gordura, suciedad y la imposibilidad. Culturalmente el cerdo es un animal impuro, despreciable, ignorante. Si la consigna del Papa Francisco era armar lío, también estaban dispuestas las maricas a armar otro tanto. A diferencia de las marchas intolerantes de los NAZIonalistas en otros estados y pueblos al interior de la República, en esta ocasión no lo iban a tener fácil, La Ciudad de México no se deja amedrentar, se preparó para recibir a la Puta de Babilonia con Orgullo y resistir el asedio. Las maricas al interior de Jericó no se mueven, no huyen, no se arredran ante las trompetas de los cerdos, la muralla sigue intacta, los Derechos no se apuestan. ¡Al César lo que es del César y adiós que les vaya bien! ¿A qué vinieron los santos entre los santos a meterse a la guarida del sodomita en Zona Rosa?

El Nuevo Imperio Gay ha defendido su territorio, el rayo homosexualizador es contundente. En la mitología, en la Suovetaurilia, dedicada  a la fertilidad y la purificación era un cerdo el que se sacrificaba en honor a Marte. La guerra ideológica había comenzado. El derecho a la felicidad por un lado y por el otro los intereses de la transnacional iglesia caótica, la ramera que infecta y muerde los talones, la infalibilidad del príncipe de esta tierra se había echado a la basura. Dios por un lado con toda su corte celestial y por el otro Marte, Venus, Eros, Cupido, Atenea. Virgilio profetizaba:

¡Cuántos creen allá arriba ser grandes reyes,

que aquí estarán, como cerdos en el barro,
dejando tras de sí horribles infamias!


            Llegaron por miles los cerdos en camiones, los acarreados de otras porquerizas se unieron a los locales para después ir a pasear a Chapultepec, a dar la vuelta y tomarse la foto encaramados en caballos de plástico con una torta bajo el brazo, creyendo que la vida es un danzón, viendo otakus en el Paseo de los Leones sin poder dar crédito (pecadores todos menos ellos), señalaban de un lado al otro como venados lampareados en la carretera. La ciudad les atronaba los sentidos. En la Ciudad de los Derechos no pudieron haber congregado a miles, necesitaban de la ignorante disposición de los aldeanos con sus provinciales costumbres de nunca preguntar el por qué, siempre siervos dispuestos a vender su alma por un viaje a la ciudad, hombres mujeres y niños, esclavos del señor feudal, del obispo, arzobispo y cardenal lisonjero y violento.

 En el evangelio de Lucas, Jesús exorciza a un hombre y los demonios toman posesión de los cerdos para después despeñarse. El despeñadero era Reforma. Vinieron, alabaron, protestaron, insultaron, violentaron y se fueron a sus templos de odio. ¿Qué me ves marica? ¡Sigue tu camino puto! ¡Te vas a condenar joto! Las maricas se quedaron, querían tomar el Ángel, defender sus posturas. Ellos ponían a sus hijos a sus espaldas, siempre protegiéndolos de la ignominia; los otros ponían a sus hijos al frente como la cruzada de los infantes, como carne de cañón.

También marcharon con el Frente NAZIonal por la Familia un grupo de Morenazis, hombres y mujeres que hubieran sido las primeras víctimas en la Noche de los Cristales Rotos. Seres malignos con la piel del color de la Guadalupana, con corazón del Tepeyac, hijos fieles al Nican Mopohua y también a las Leyes de Núremberg. Estos cerdos, Neo Morenazis mexicanos, hubieran servido de ejemplo para la Rassenhygiene. Porque en el Frente NAZIonal caben todos los que discriminan: racistas, homofóbicos, lesbofóbicos, misóginos, curas, católicos, cristianos, sectarios… He aquí cuando la ignorancia toma forma de porcino.

Pero también llegaron las feministas radicales y los anarquistas, primero con las maricas a ofrecer su brazo violentador y después a ponerle frente a los evangélicos, pero fueron encapsulados por los policías y nada pudieron hacer. Y del lado de los elegebeteros se escucharon todas la voces: una mujer heterosexual que ofrecía la ciencia como la única verdad y absoluta, otros con listas negras para exhibir la homosexualidad de sacerdotes como si fuera un crimen ser homosexual o sacerdote, algunos poniendo en duda el ciberactivismo en contraposición del activismo de a pie, de la lucha ideológica y docente de las redes con aquella que solo se consigue en las calles, otros más en plan protagónico, las actimismas que se ocupan y preocupan en confundir y separar a la comunidad rosa, algún empresario despistado (los demás no llegaron), Andreuccios traídos desde Perugia para el divertimento insano. 

 Fueron muchos los que se pronunciaron. Todos tenían claro que era un foro abierto, democrático, sin abucheos y respetuoso a medias: todas las voces.

Del lado de la mariconería habían intelectuales, posicionamientos de universidades, profesionistas, escritores, sacerdotes libres, obispos ecuménicos, travestis retadoras… Del otro lado miles de ignorantes que vitoreaban las voces de clérigos fanáticos, violadores, criminales; los fans de dios, los acarreados, los duros de corazón, los hipócritas, los sepulcros blanqueados… ¡Más Derechos y menos sacramentos!

Dios te salve María, madre de alquiler.

Llena eres con gracia.
El señor ha pagado tu vientre.
Bendita eres madre subrogada, entre todas las infértiles.
Y bendito es el fruto celestial in vitro de tu vientre.
Amén.


Holy Mary, madre de Dior,
Ruega por nosotros fashionistas,
Ahora y en la hora de nuestro presupuesto limitado.
Amén.

Padre nuestro,
Que estás en el Vaticano,
Santificadas sea tus obras criminales,
Hágase la voluntad de tus sacerdotes en nuestros hijos,
Así en los orfanatos como en los coros y confesionarios,
Los abusos de tus curas dánoslos hoy,
Perdona a nuestros hijos sensuales
Así como perdonamos tus actos de lesa humanidad,
Y déjanos caer en la tentación de tu entrepierna,
Mas líbranos del bien.




miércoles, 21 de septiembre de 2016

La vidente

Sé que él vendrá esta noche vestido de embriagada valentía como un Prometeo a la humanidad, a volver luz lo que es oscuridad, al menos eso es lo que él piensa. Pero mi mundo es oscuro sí, no porqué yo lo hubiera querido, se volvió un mar de tinieblas con los años, un pantano de aguas estancadas y mal olientes que carece de toda belleza y en donde la tristeza se ha sentado a esperar su fin, como un muerto en vida condenado a la horca, que mira la soga en que será colgado y nada puede hacer porque la condena ya fue dictada, solo resta esperar. En la espera a las mujeres se nos va la vida.

Hubo un tiempo que era luminoso como los días soleados del otoño, y los rayos de luz tocaban cada espacio y se abrían a cada paso por donde quiera que él pasara. Tal vez era su mirada que acariciaba mi piel y quedaba transfigurada bajo la lisonja de sus pestañas o al roce de su cuerpo.

Él vendrá con su mente confundida y atravesará el portal entre gritos y alaridos como si fuera un animal herido de muerte, la sospecha lo trastornará, la sospecha infundada que anida en su corazón de hombre. Ya bajo el cielo de la sospecha se han teñido todas las cosas, se han tejido todas las historias, han mudado de piel infinidad de veces y se ha colado el vicio de los días aletargados y violentos. Porque la felicidad ajena le hace daño y le corroe la piel como una maldición, como un veneno que le estrangula la garganta y le deja sin aliento.

Y entonces correré a la esquina del cuarto espantada como un perro, y pálida como la luna. Sentiré en el estómago la angustia que tirará de mi cuerpo aguijoneándolo en arcadas y sofocará el ambiente con grandes bocanadas de aire, aire rancio de días de encierro y sabor a humedad, a herrumbre, a miedo. Porque él me provoca miedo. Y el miedo es el alimento que me nutre. A veces quisiera echar a correr como una loca pero mis pies me tienen anclada, me sostiene una mano invisible y no me deja dar un solo paso.

Un miedo que se mete por entre mis pliegues desde las nalgas y recorre mi columna vertebral hasta la nuca y eriza los vellos mientras mis sienes palpitan estruendosamente como los tambores de un ritual que he soportado por tantos años. Pero mis ojos estarán fijos en la puerta. Por la puerta entra el mal.

Escucharé pisadas fuertes que dan contra las baldosas acercándose poco a poco como un loco que arrastra cadenas atoradas a sus tobillos y que muerden sus piernas como una bestia, y entonces comenzaré a temblar como una niña. Lo sé porque no he dejado de temblar desde que vivo a su lado. He contado las baldosas como quien cuenta estrellas, pero aún el cielo me está prohibido, conozco cada rincón de la casa, pero solo sus pisos. He vivido con la mirada siempre baja. Como si fuera un animal rastrero. Como una araña.

Entrará por la puerta como una bandada de aves negras y me encontrará escondida a un lado de la cama. ¿Por qué vienes a confundir una mente que vive entre el olvido y la ausencia? Ya no podré defenderme como hace algunos años cuando le gritaba y mis gritos le hacían entrar en razón, se le metían como la humedad a los ladrillos, y él me miraba con los ojos rojos, lívidos y llenos de lujuria mezclada con odio, y entonces él daba la vuelta y quedaba sin aliento.

Pero ya no es lo mismo porque he perdido la voluntad. Me levantará del suelo como si de un costal se tratara, y mi cuerpo se dejará hacer. Mis pies se elevarán como los de una santa yendo hacia el cielo y mis brazos quedarán flácidos, inertes viendo al suelo que tantas veces he tenido como último refugio, seré una piedad en mármol. Después habré de dar contra la pared como una bruja empalizada y condenada al infierno. Porque yo conozco el infierno, he vivido en él demasiado tiempo. El infierno es un tiempo sin tiempo en donde los minutos son años y los segundos sospechas, y culpas sin cuerpo.

Perderé la conciencia y cuando habrá los ojos él seguirá allí, de pie sudando como si recién hubiera terminado de bañarse. Tendrá entre los dedos grandes pedazos de mis cabellos, negros como la pez mezclados con sangre como los animales en los mataderos. Sus manos estarán manchadas. Grandes gotas de sangre por todos lados. En los pisos blancos dibujarán extraños presentimientos, las paredes asemejaran un tapiz de brocados con rubís e ilusiones. ¡La pared grita! Lo escucharé durante unos minutos más y sus palabras sin sentido atravesarán mis oídos. Sus palabras que hace mucho tiempo solo eran alabastro en mi corazón ahora son como agujas.

Y entonces vendrá el final.

El cuchillo abrirá mis entrañas. Al principio no se sentiré el dolor, nunca se siente. Es la visón de ver la sangre y el arma la que despierta los sentidos y después todo se altera. Se comienza por una punzada y después se activan todas las redes del dolor. Instintivamente me llevaré las manos al vientre pero no podré gritar. Un vientre seco, yermo de hace años y sin embargo vivo, es el corazón debajo de mi cintura.

Mi respiración se hará más lenta. Sus ojos se clavarán de nuevo en mí, y también otra cuchillada. Mis manos estarán divididas. El metal habrá cortado tendones y carne. El ambiente se cubrirá con olor a sal. La sangre huele a sal. La sal sabe a sangre, a lágrimas, al llanto de mujer, mujer y llanto somos uno. Los sentidos se volverán confusos. Mi visión será borrosa. Allí estará él, y su cuerpo tibio se pegará al mío. Sentiré como la sangre baja por mis piernas.

De nuevo el metal entrará, ahora por mi pecho, y con él también todo su peso. Su boca pegada a mí me dirá algo. Su respiración será muy fuerte. Me quedaré viéndolo. Eso será lo último que vea. Su rostro. Sus ojos perros. Después todo será oscuridad. La oscuridad a la que me he acostumbrado. Por fin estaré segura. Ya no habrá dolor.

Estoy de nuevo aquí en mi tumba de tinieblas. Escucho sus gritos en el portal. Viene de nuevo por mí.

® Oswaldo Calderón.


Cuentos De Viejas